Esta peña tiene mucha historia

Una fiesta inolvidable
Una fiesta inolvidable

Hace mucho, mucho, mucho, pero que mucho tiempo, un grupo de amigos decidimos crear lo que es hoy en día toda una institución. Después de deambular, por distintas peñas, creamos lo que hoy en día todo el mundo conoce como, TALARAÑA.

 

Nuestra, primera peña, estaba ubicada en la antigua casa de Peri (Casa el Jarabito), en este local solamente estubimos un año. Tendríamos unos 12 años.

 

Al año siguiente, nos trasladamos a la antigua casa de Rosildo, donde su abuelo tenía las gallinas, era una casa de cuatro plantas, si bien la peña solamente ocupaba dos. Allí sucedieron muchas historias, de las cuales daremos algún detalle:

  • Gastamos ovillos y ovillos de lana (como no, de la más cara) en decorar todo un techo, simulando una tela de araña, que jamas se terminó y que luego quemamos con el mechero.
  • Comprabamos todo lo que necesitábamos, eso sí teníamos cuenta abierta en todas tiendas del pueblo, cuenta que saldaron nuestras madres en pasar la fiesta, ya que todo el dinero que teníamos en un bote de ColaCao, nos lo robaron unos desaprensivos.
  • Aquí hicimos nuestras primeras camisetas, toda una obra de arte, spray, un molde de cartón y a pintar, como nos quedaron un poco regular, creamos tendencia, Custo, nos copió la idea (Custo Barcelo, no el capitan Custo)

 

Depués de aquí, nos trasladamos a la calle del Pilar, donde hemos estado bastante tiempo, para los vecinos un poco más del que ellos habrían deseado.

 

La peña, estaba situada en un corral de casa Pico, donde también tenía gallinas, había una gran faena para limpiar todo el solar, así que decidimos amontonar toda la mierda al fondo, aun a pesar de quedar un poco menos de sitio, eso sí realizamos un muro de contención con cañizos.

La construcción, toda de tablas, parecía el lejano oeste, toda hecha sin gastar nada de dinero, pues ya nos lo gastamos todo en una peña anterior, como ya hemos comentado.

Los materiales utilizados, tablas, maderos, uralitas, cemento, pintura, clavos, bombillas, etc, eran todos procedentes de donaciones altruistas de gente, las cuales vamos a omitir.

 

Después de unos años, decidimos que la peña era pequeña y que había que quitar, toda la mierda que había en un principio, más la que año tras año habíamos echado detrás.

Nos pusimos manos a la obra, y sacamos dos remolcadas de escombros, a saber, botellas, pacas, cartones, tablas, en fin de todo. Como no escogimos el mejor día para limpiar, hacía buen aire, los de calle estaban contentos.

Una vez reformado el local, estuvimos unos tres años más, pues Pico comenzó a obrar, lo que hoy en día es la casa de su hermano Fer. (Pero aquí, no acaba la historia de la calle el Pilar)

 

Nos trasladamos al corral de Rosildo, pero por la parte de arriba, fecha que coincidió con la venta de pañuelos para la fiesta, fue un gran negocio, lástima no haber tenido más para vender, todo, pero todo el beneficio de la venta de los pañuelos, se reinvirtió en la peña, compramos todo lo que se nos antojó, desde unos trajes de romano, pasando por bebida para regalar, un SEAT 124, alquilamos un equipo de música que tuvimos que ir a buscar en dos furgonetas (una para cada altavoz)y un coche para lo demás.

 

Que tiempos...
Que tiempos...

Volviendo a la calle del Pilar, y a petición de la nieta de Barrachina, contaremos unos cuantos chascarrillos de los muchos ocurridos en esa calle.

 

Una noche de las fiestas de septiembre, en las que no había vaquillas, y como era de costumbre en la peña, habíamos ingerido mucho alcohol, se le ocurrió la brillante idea a uno de la peña (omitiremos los nombres) de coger la moto de manolin, una mobylette, (que antes había sido de Migueler y luego de Rosildo), así que cogió la moto del almacén de Manolin y utilizamos la moto a modo de vaquilla, eso sí con cogida y todo pues corneó a Peri. Una vez que nos cansamos del encierro, dejamos la moto aparcada en la calle, pero llegarón unos de Osso, me parece que eran, pues en por la peña, siempre había mucha gente y de muchos sitiós, y se la llevaron, como también iban un poco pasados de vinos, se estamparón contra la esquina del corral de varoner.

 

Lo de la rabosa es otra historia, que algún día contaremos también.

 

Volviendo a las historias de la calle del Pilar, contaremos otra que es mucho más reciente. Es sabido por todos que para la fiesta, la calle siempre estaba un poco sucia, aunque no tanto como en aquellos años que teníamos botellines de cervera, cartón, paja, etc, no veaís como quedaba la calle, tras toda una noche de traca. Siguiendo con el tema de la calle sucia, una vecina de la calle se quejó de lo sucia que estaba la calle y también la peña, así que llamo "marujas puercas" a todas las mujeres que se encontraban en la peña, por no tener un poco decente la calle y la peña.

 

(seguiremos contando, poco a poco, la historia y anecdotas de la peña)

CONTINUARA...